Victorias Pírricas
Por Carlos Suárez
Corría el año 280 antes de Cristo y el rey Pirro de Epiro disputaba la supremacía del Imperio Romano. La batalla de Heraclea fue la primera de las denominadas guerras Pírricas. Se estima que los romanos eran 30.000 y los griegos 25.000 aunque contaban con el apoyo de 20 elefantes de guerra. Este dato es muy relevante puesto que el ejército de Pirro salió victorioso, en buena parte, debido a que el pavor que produjeron los paquidermos provocó la desbandada de las huestes romanas. Según el historiador Dionisio de Halicarnaso, los griegos se dejaron 13.000 vidas. Además, no pudieron tomar Roma e incluso se vieron obligados a ofrecer una tregua.
Un año después llegó la segunda guerra que significó un nuevo desastre para Pirro. Aunque volvieron a alzarse con la victoria, las pérdidas fueron cuantiosas. Las citas históricas aseguran que Pirro dijo: “Otra victoria como ésta y tendré que volver a casa solo”.
Contrariamente a lo que la gente piensa, una victoria pírrica no se refiere a una victoria ajustada. Es un triunfo que no ha merecido la pena, habida cuenta de las bajas producidas en las filas del equipo vencedor. Hubiera preferido titular la crónica “Derrota gloriosa” pero el título elegido me parece más ajustado.
Nos presentamos en el campo del “Valle de las Cañas” con problemas en nuestra convocatoria puesto que dos de nuestros Tritones causaban baja a última hora.
Empieza el partido con el empuje furibundo de los chicos del CRC, casi arrinconando a los nuestros en la zona de 22. Sin embargo, esa supuesta superioridad no fue más que un espejismo que apenas duró unos minutos. Los arlequinados no se arredraron y, dando un puñetazo sobre el césped, devolvieron el golpe. Después de una larga serie de fases de delantera, en la zona de 22 contraria, Saúl terminó posando el balón para conseguir el primer ensayo. El intento de transformación fue fallido aunque la patada fue sensacional (Min. 5 0-5).
A partir de ahí, el rectángulo de juego se convirtió en un campo de batalla con las fuerzas muy igualadas. Pirro empezó pronto a perder efectivos (por lesión) con una delantera muy agresiva y, en varias acciones, desbordando el reglamento. Afortunadamente, los nuestros se mantuvieron firmes y sortearon las lesiones. El toma y daca de esos 30 minutos propició el ensayo transformado de los locales en uno de los escasos errores de San Isidro. (Min 17 7-5).
La segunda parte fue un monólogo de los Tritones. La mayoría de los minutos se jugaron en el campo del rival y especialmente en su 22. Los continuos arreones no se vieron premiados con los ansiados ensayos aunque cada vez estábamos más cerca. Cerca del final de la contienda, un golpe de castigo centrado permitió a Ros poner por delante a San Isidro (Min 50 7-8).
Touches que fueron mejorando a medida que avanzaba el partido (hasta que el cansancio empezó a hacer mella), melés aceptables (a pesar de la superioridad física del rival), placajes ganadores casi siempre, una presión asfixiante y un buen orden defensivo fueron las señas de identidad a lo largo del partido.
Tres acciones antideportivas seguidas, bajo nuestro punto de vista, de jugadores del CRC que no merecieron ningún castigo disciplinario, hubieran podido (quizás) cambiar el curso de la contienda. Sin embargo, una expulsión a siete minutos del final del partido dio la oportunidad a los locales de lograr un ensayo en el último segundo (Min 60 12-7).
Victoria pírrica aunque deseamos que los lesionados de CRC se recuperen pronto.
Jugaron: 1.- Guille 2.- Zunzu 3.- Pedro 4.- Báguena 5.- Diego 6.- Ruy
7.- Yago 8.- Guido 9.- Saúl © 10.- Silvano 11.- Carlos 12.- Calancha
13.- Guti (Ricart) 14.- Chucky 15.- Ros
Agradecimiento muy especial a Álvaro, Minidoc, Beltrán, Merino y Richi quienes se vistieron y no pudieron saltar al campo.
Lo mejor: Un partido completísimo de los Tritones. Soberbio.
Lo peor: La falta de uniformidad a la hora de sancionar el antijuego. Una lástima y, más importante, un peligro para la integridad física de los jugadores.
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