Vender la piel del oso
Por Carlos Suárez
Muy felices se las prometían los aficionados de las selecciones escocesa e irlandesa en su enfrentamiento, en el Mundial de Japón de 2019, contra los anfitriones. Japón era la víctima propiciatoria para dar un paso de gigante en el torneo y acceder a las siguientes rondas. Ambos eran los favoritos del grupo A. Rival fácil para el común de los mortales, no para los profesionales. Hacía ya unos cuantos años que los japoneses decidieron preparar su propio mundial de una forma muy seria. ¡Y vaya si lo hicieron! La gran sorpresa no fue que el nivel de los nipones estaba subiendo, sino hasta qué punto lo hizo. Eso no lo esperaba nadie. Seguramente supuso una revolución en la concepción del rugby moderno. De hecho, hoy, se enseñan los métodos de entrenamiento y de juego de aquella selección.
Los integrantes del equipo japonés no eran especialmente altos ni fuertes. Es más, las comparaciones del peso de su delantera con la de otros equipos provocaba asombro. En muchos casos eran decenas de Kg de diferencia. Sin embargo demostraron que casi todo el mundo puede jugar a este maravilloso deporte. Hay sitio para todos. Sus credenciales fueron una velocidad endiablada, unos recursos técnicos excelentes y un orden táctico envidiable. Con esas armas completaron un campeonato inolvidable. Sucumbieron en cuartos de final ante Sudáfrica que finalmente resultó campeón.
Hubo equipos que, habiendo vendido la piel del oso, no pudieron cazarlo.
Y eso nos lleva a una nueva jornada de competición para nuestros pequeños lagartijas. Una jornada muy especial en tanto en cuanto fue una especie de monográfico Tres Olivos. Me explicaré: en esta jornada se enfrentaban los dos equipos que entrenan en el “Tres Olivos Arena”, como nos gusta llamarlo a quienes ya somos talluditos. Por un lado San Isidro Rugby Club, gestor principal del recinto y por otro lado los Osos.
Nuevo pleno de niños en la convocatoria, 30 exactamente, para completar tres equipos (quién sabe si nos tendremos que plantear un cuarto, lo que nos obligaría a la difícil tarea de buscar un nombre).
San Isidro Fuencarral: Juan, Iñigo, Isra, Jorge, Saúl, Pablo Otero, Pablo Esparza, Ruy, Edu y Luis.
Potente equipo, llevado por Eduardo, que se enfrentó en la jornada a los equipos Azul y Blanco de los Osos. Cuentan las crónicas que los integrantes de este equipo insistieron mucho para que Eduardo nos transmitiera a César (ausente, en un curso de la Federación) y a un servidor que habían rozado, prácticamente, la excelencia en dos puntos en los que hemos insistido últimamente: limpiar los rucks (es decir, conservar el balón cuando el portador del mismo ha sido placado y ha caído al suelo) y construir el muro (formación básica de la defensa). Es genial la forma en la que absorben todo lo que les transmites. Por último reseñamos que presenciamos demasiadas acciones individuales, lógicas dada la superioridad de los nuestros en ambos choques.
San Isidro Tres Olivos: Sebi, Gabi, Leo Henao, Manuel, Jaime, Javier Sobrecueva, Pablo Díaz, Marco Muñoz, Juan Pablo e Iñigo Sada.
Otra gran escuadra, comandada por David Plaza y Aníbal, que se enfrentó a los equipos Naranja y Azul. Al igual que los anteriores, también mandaron un mensaje para los entrenadores. En este caso destacaron su destreza al correr avanzando lo máximo posible (en lugar de correr de lado) y el alto nivel de placaje. Superiores en el primer partido, el segundo fue más disputado, aunque también solventado, por los problemas defensivos causados por el cansancio.
San Isidro El Pardo: Carolina, Martina, Nico Henao, Adrián, Martín Cucurella, Víctor Moreira, Leo Sánchez, Lucas Guiote, Marcos Gutiérrez y Pablo Fernández.
Por último, el equipo de los nóveles reforzado por Carolina y Lucas. Blanco y Naranja fueron nuestros rivales. Los peques continuaron su línea ascendente. Avanzar con el balón en las dos manos aunque aún nos cuesta buscar las zonas menos transitadas; generar y aprovechar los apoyos de los compañeros; guardar el balón y pasarlo. Lo cierto es que todos tuvieron la oportunidad de marcar algún ensayo. Incluso los más despistados sobre el césped despertaron en algún momento y colaboraron con su granito de arena. El segundo partido se nos hizo un poco cuesta arriba – no mucho – en buena parte por el cansancio y la dificultar para mantener la concentración. ¡Bravo por los enanos!
Lo mejor: La línea ascendente de todos nuestros jugadores. Una vez retomado el ritmo de la competición sus prestaciones van mejorando.
Lo peor: Lamentar la falta de civismo de algunos espectadores fumando y comiendo en la grada, ambas actividades terminantemente prohibidas.
Gracias por las fotos a Felipe Cucurella, Marta Riesgo y Carlos.
¡Aúpa San Isi!
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