Como la noche y el día

Por Carlos Suárez
Los aficionados a cualquier deporte están habituados a escuchar, también a realizar, respecto a sus deportistas o equipos preferidos comentarios del tipo: “son capaces de lo mejor y de lo peor”.
Esta coletilla coloquial simboliza una de dos opciones posibles: un deportista/equipo irregular (y descubrir su origen es como el Santo Grial) o un equipo/deportista que no cree en su propia capacidad.
Ejemplos de ambas posibilidades conocemos, de sobra, en el deporte profesional. Garbiñe Muguruza (en contraposición a Rafa Nadal), nuestra excepcional tenista, quien nos deleita con un tenis exquisito y lo alterna con torneos desastrosos. El Rayo Vallecano de finales de los años 70, apodado “el Matagigantes”, que no perdonaba a los poderosos de la época y sin embargo sufría para no descender. El recordado ciclista Pantani, capaz de las mayores gestas en los Alpes y de las más estruendosas pájaras.
Y, en una arriesgada apuesta, me atrevería a incluir en este elenco a la actual Selección Española de Rugby. Todos creemos que tiene un gran potencial y deseamos fervientemente su clasificación para el mundial de Francia 2023 pero a la cual un problema de identidad (posiblemente) no permite despegar.

Algo así nos ocupa con nuestros Tritones. Y para ello nos remitimos a las tres últimas semanas. Manejamos diversas teorías para explicar el irregular desempeño en estos partidos. Uno excelente, contra CRC, en el Valle de las Cañas, un desastre sin paliativos en casa contra Tasman y, de nuevo, una notable actuación frente a Cisneros en la última jornada. Ya hemos hablado del primero así que nos centraremos en los otros dos.
Lo primero que se me ocurrió fue observar la evolución del marcador en ambos partidos. Paradójicamente, dos resultados muy similares (tan solo un ensayo de diferencia) presentan dos enfrentamientos totalmente diferentes. Prueba de ello es la evolución del mismo.
En el minuto 51, SIRC y Cisneros estaban empatados a 17 puntos e incluso en el 54 tan solo había 7 puntos de diferencia. Fueron los seis últimos minutos los que decidieron el partido. Los arlequinados bajaron los brazos y recibimos dos ensayos sin ninguna capacidad de respuesta.
La historia contra Tasman fue muy distinta y en ningún momento del encuentro estuvimos cerca de inquietar al rival. En el descanso la diferencia era de nueve puntos y 15 minutos después subió a 16.

Partiendo del supuesto que otorga a nuestros jugadores un buen nivel técnico, un aceptable desempeño táctico y una incipiente mejora en la toma de decisiones he elaborado una teoría que, además, tiene nombre: “el espejismo inverso del material”.
Se fundamenta tal teoría en el efecto que, en la mente del individuo, se produce ante el aspecto externo (fachada) del rival o de su material deportivo. Me explicaré: el triatleta aficionado, yendo a recoger su dorsal, se siente abrumado por la obscena exposición de las bicicletas de los rivales, más propias de una exposición de la NASA que de una prueba popular. Esto es “el espejismo del material”. El triatleta, en estas condiciones, olvida que todas las bicicletas (incluidas las que tienen forma de nave espacial) exigen que el deportista pedalee y nada asegura que cuanto más cara es la bicicleta más rápido es el ciclista.
Nuestros chicos, en un retorcido símil, se ven abrumados (antes de los partidos) por el nombre del rival y, sin embargo, despliegan su mejor rugby en estas circunstancias (espejismo inverso). Del mismo modo, ante rivales cuyo nombre no asocian a un grande del rugby se relajan, pensando que será mucho más fácil. Algo parecido a ese Rayo que antes hemos mencionado.

Sea como fuere, está claro que material (bueno) hay y que nuestra labor como entrenadores es primar la cara brillante de este equipo.
- Las touches de la primera parte contra Cisneros, en contraposición a las del partido contra Tasman.
- El nivel defensivo y de presión sobre el rival del último partido.
- La calidad de los placajes de esa primera parte ya mencionada.
- La concentración en el enfrentamiento con los Colegiales.
Y, por otro lado, conseguir mejorar (hay mucho trabajo por delante) la toma de decisiones, la elección en condiciones de fatiga,….aspectos en los que, aún, estamos muy verdes. Como asignatura pendiente, lograr un mismo nivel de concentración en todos y cada uno de los partidos.
SIRC 10 – TASMAN 36
1.- Guille 2.- Pedro 3.- Guido 4.- Diego 5.- Báguena 6.- Ruy 7.- Yago 8.- Zunzu 9.-Saúl 10.- Silvano 11.- Chuky 12.- Calancha 13.- Guti 14.- Carlos 15.- Ros
También jugaron: Minidoc, Santi, Richi, Luis, Ricart y Jorge Merino.

CISNEROS 36 – SIRC 17
1.- Guille 2.- De Rafael 3.- Guido 4.- Ruy 5.- Diego 6.- Richi 7.- Yago 8.- Pedro 9.- Saúl 10.- Silvano 11.- Carlos 12.- Calancha 13.- Guti 14.- Luis 15.- Ros
También jugaron: Santi, Báguena, Chuky y Ricart
Se cambiaron pero no saltaron al campo: Minidoc, Pablo López, Jaime y Alejandro. Lamentamos esta circunstancia y agradecemos enormemente su compromiso.
Lo mejor: Nuestros jugadores. El lujo de una árbitro de División de Honor B.
Lo peor: Nuestra irregularidad.
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