Un golpe en la mesa
Fue el fin de semana pasado, soleado sábado de otoño cuando el campo de rugby de Tres Olivos se preparaba para acoger uno de los encuentros más esperados por el equipo local, ansiosos por medir fuerzas en un emocionante partido. Los nuestros se enfrentaban a uno de sus rivales a batir en la temporada 2023 – 2024; el Sanse Scrum Rugby Club. Dicho rival, hasta la jornada acontecida, nos pisaba los talones a una escasa posición del conjunto arlequinado en la tabla de la Primera Regional Madrileña.
Sabíamos que el equipo a vencer se caracterizaba por una fuerte y contundente delantera. Intuíamos que el conjunto de 8 jugadores contrincantes nos iba a complicar el partido en las fases estáticas y en las formaciones del propio juego. Nos iban a atacar cerca del ruck, de forma continua y contundente, buscando nuestro desgaste y nuestros fallos en el placaje y así, con las premisas ya asimiladas, comenzó el encuentro.
En los primeros compases del juego vimos como nuestras expectativas no habían sido erróneas, la contundente delantera era tan dura y compacta como habíamos imaginado y durante los primeros minutos del encuentro nos encontramos en nuestro propio campo, aguantando sus embestidas sin agachar la cabeza y demostrando que la fuerza se para con fuerza, y que en materia de placaje, si nos disponemos a ello, somos difíciles de superar.
Desde el silbido inicial, quedó claro que la defensa sería la protagonista de esta crónica deportiva. Los nuestros, conocidos por su reputación y su eficiencia en el ataque, se enfrentaban a un rival decidido a poner a prueba su defensa, y esta vez, más que nunca, no podíamos flaquear.
Su ataque se basaba en lo que ya habíamos supuesto unos días antes del partido, una feroz delantera y algún que otro jugador de contundencia en sus 3/4 , al que nuestros centros lograron frenar en seco en los primeros minutos del partido para demostrar que no pensábamos quedarnos atrás.
Tras varias fases de su agresiva delantera, el conjunto visitante decidió abrir el oval hacia el juego abierto, pase tras pase, el balón avanzaba entre sus jugadores. Sin embargo, la astucia a veces se sobrepone a la eficacia, y así, uno de nuestros alas logró interceptar el balón que volaba entre los ¾ contrarios en nuestra propia línea de 22, y a un ritmo vertiginoso fue alejándose de nuestro propio campo, con el objetivo de llegar a la marca contraria, y evadiendo a 3 jugadores rivales acabó posando el balón bajo palos para poner por delante al conjunto local, 7 – 0.
Una vez abierto el grifo, y habiendo averiguado hacia donde había que llevar nuestra manera de jugar para conseguir un resultado positivo, todo el equipo se volcó por la labor. El enorme esfuerzo realizado por nuestros delanteros, se veía respaldado por el juego en desplegado de los nuestros, donde conseguimos otros 2 ensayos en la primera mitad del partido.
El comienzo de la segunda parte no supuso para los nuestros un cambio significativo de lo que se había realizado en los primeros 40 minutos del encuentro. El objetivo seguía siendo el mismo, las ganas seguían siendo las mismas, y ahora, respaldados por los nuevos alientos de los jugadores que acababan de entrar en el terreno de juego, el San Isidro volvía a salir al campo con ganas de llevarse la victoria, no queríamos fallarnos a nosotros mismos, no queríamos fallar a nuestros familiares y amigos que de modo incondicional habían bajado a apoyarnos una vez más, pero sobre todo, no queríamos fallar a nuestro escudo.
En la segunda mitad del encuentro, el juego siguió las pautas de la primera parte, pero por lo menos por nuestra parte, buscando un juego más alejado de las zonas de contacto, un juego vertiginoso e impredecible por el exterior del campo, evitando de nuevo su punto fuerte; su delantera, y enalteciendo uno de los nuestros; la velocidad y eficacia de nuestro juego abierto.
De este modo, acabamos el partido con un resultado de 40 – 0 a favor de nuestros lagartos. Sin embargo, de forma contraria a lo que algunos puedan pensar, prefiero quedarme antes que con todos los ensayos que conseguimos hacer en el partido, con el marcador a 0 con el que dejamos al rival.
El partido que tuvo lugar el sábado será difícil de olvidar para todos aquellos que estuvimos presentes. El encuentro acontecido el sábado fue una oda a la defensa, a la organización y al apoyo mutuo entre los nuestros. Nuestro primer equipo, se enfrentó en una contienda donde la gloria no solo se medía en puntos, sino en la capacidad de resistir y repeler cada ataque del contrario.
Pero lo que verdaderamente destacó fue la capacidad de los locales para mantener la compostura incluso en situaciones de extrema presión. En los momentos cruciales, cuando el equipo visitante se aproximaba peligrosamente a la zona de marca, la defensa se erigía como un muro inexpugnable, rechazando cada intento de avance con una disciplina ejemplar.
El trabajo al que se llegó el fin de semana, no es más que la consecuencia de todo lo trabajado desde septiembre y de toda la preparación que ha sido llevada a cabo esta última semana. Las adversidades eran claras, las directrices simples y los métodos para llevarnos el éxito; claros.
Para los que estuvimos presentes aquel día, podremos decir con orgullo como vimos a nuestro equipo dar un golpe en la mesa, y gritar al mundo que habíamos venido para quedarnos, que habíamos venido para cambiar las tornas del juego y asentarnos en lo alto del rugby madrileño y así se ve en cada partido, a través de las propias ganas de jugar y de ganar de los nuestros, que luchan por encarrilar un proyecto de futuro, un proyecto que engloba a los que han estado, los que están y a aquellos que estarán. No hemos logrado todavía nada, eso es verdad, pero siendo terceros en la Primera División Madrileña, demostrar un resultado de 40 – 0 frente al 4º equipo de la liga, es un hecho que creo con fervor que puede cambiar la dirección hacia donde sopla el viento.
Y a ti Santi, a quien el caprichoso viento te hace ir en otra dirección, me gustaría dedicarte un hueco en esta crónica:
Santi llegó al equipo este verano, como un soplo de aire fresco que renueva en base a su experiencia allá donde pisa, jugador con años de rugby en su cuerpo allí donde los haya, con el que tuvimos la suerte de compartir parte de nuestro viaje.
Santi, has marcado el inicio de esta temporada, en base a tu juego y tus ganas de compartir tu rugby con cada uno de nosotros sobre todo con los más jóvenes, entre los que me incluyo, que hemos podido ver en ti una fiel representación de un jugador que hubiese conmovido al mismísimo Webb Ellis, al ver el amor con el que tratas el deporte al que creó.
Santi, esperamos que nuestro lema haya calado en ti. Que ahora por tu sangre corra parte de nuestro escudo, y que ojalá un día no muy lejano, podamos volver a encontrarnos en un campo de rugby, eso sin duda, será de lo más parecido al cielo.
Pablo Martín (Hansolo)
AJ Sánchez
22 noviembre, 2023 (7:49)
Gran crónica. Emocionante.