El día de la marmota.
Reconozco que recurrir con cierta asiduidad a la expresión “día de la marmota” puede resultar repetitivo y, en algún caso extremo, irritante. No voy a prometer no volver a usarlo pero creo que el paso del tiempo y la experiencia nos ayudarán a desterrarlo. Es inevitable pensar en algo parecido a una odisea de la mitología griega cuando parecemos destinados a empezar de cero, una y otra vez, alguna actividad. La que nos atañe, en este caso, es el rugby en la categoría más tierna, la menos maleada de todas: nuestros queridos Linces.
Lucha por atraer su atención, cuidado para que se acostumbren al contacto, esmero para que se enganchen (sin descuidar que tenemos que convencer a los progenitores) con el rugby. Deporte que puede ser, a la vez, lo más natural y lo más contrario al ser humano en sus primeros años. Avanzar, luchar, aprender, crecer como aspectos consustanciales a esta edad; colaborar, compartir como actividades que chocan con el individualismo imperante en esta fase.
Las mismas dudas cada inicio de temporada nos asaltan a los monitores. Afortunadamente, se disipan rápidamente año tras año. Y en esta temporada el torneo organizado por el CRC ha sido el punto de inflexión.
Fiesta nacional y fiesta del rugby en el Valle de las Cañas. A primera hora de la mañana, el tiempo parecía acompañar pero, con el paso de las horas, el viento y algo de lluvia hicieron su aparición aunque sin llegar a deslucir la jornada. Además, niños y mayores, tuvimos la fortuna de disfrutar del vuelo a baja altura de los aviones de la patrulla Águila de nuestro Ejército.
Siete equipos en la competición; cinco partidos programados (que al final quedaron solamente en cuatro). Nuestros rivales: Alcorcón, CRC, VRAC y los Osos.
Como acostumbramos en esta categoría, procuramos no hablar de resultados. Ni se tienen en cuenta ni los recordamos. Hablamos de los jugadores, auténticos protagonistas de los encuentros. Lo primero: sus nombres. Tuvieron el honor de formar parte del primer equipo del San Isidro Rugby en esta categoría, en la temporada 2018/19: Olivia, Jorge, Luke, Edu, Lucas, Íñigo, Gabi, Luis y Juan.
Excepcional comportamiento de nuestros pequeñajos. Supieron avanzar (la mayoría de las veces), placar, luchar por la posesión del balón,……
No se arredraron ante la presencia de algunos jugadores en los equipos rivales cuya anatomía los superaba con creces y, tal y como es tradicional en los Linces del SIRC, nos regalaron una sorpresa: una generosidad sin límites que les llevó, de forma absolutamente espontánea, a realizar numerosos pases a los compañeros, buscando aquellos que estuviesen libres de marca.
Primer “tercer tiempo” para siete de los nueve linces-lagartijas y para alguno de los padres. Bocadillos, zumos y “chuches”, estas últimas cortesía de Jorge y su reciente cumpleaños.
¡Vuelve el mejor rugby de la Comunidad de Madrid!
Lo mejor: La actitud de nuestros jugadores y el compromiso de sus padres. Este año promete.
Lo peor: Sin ánimo de polemizar, la bisoñez de los encargados de arbitrar (juventud, Divino tesoro) los partidos. Ningún pero al arbitraje; sin embargo consideramos que su inexperiencia confundía a los pequeños jugadores quienes necesitan que les marquen límites durante el juego (ausencia de señalización clara de infracciones, ensayos,….) amén de las pertinentes explicaciones de los diferentes lances en el juego.
SANGRE Y CIELO, AUPA SANISI!!!!!!!!!!
Carlos Suárez – Monitor S12.
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