Una jornada «algo» improvisada.

Todo comenzó un viernes con una previsión de lluvias del “nosecuantosporciento” que decantó a la dirección de la escuela a cancelar anticipadamente los entrenamientos de los lagartijos más pequeños.

Seguimos con un cambio de campos, esta vez la FMR decidió que en vez de jugar como habitualmente en nuestros queridos campos de Orcasitas, jugaríamos en el campo de rugby de Hortaleza.

Nos encontramos el campo en un estado muy divertido, en una mañana no demasiado apacible, empapadísimo por las lluvias de toda la semana, en un estado que creo que dejó a nuestros pequeños lagartijos agotados para todo el día.

La planificación de los partidos de los sub6 (de 12 minutos de duración) cada 25 minutos daba lugar a largos tiempos de espera para los niños y papás, a ver los campos vacíos durante largo tiempo, y a alguna que otra improvisación.

Según se suceden las jornadas nos da la impresión de jugar siempre contra los mismos equipos, y esta vez nos encontramos fortuitamente con nuestros amigos del CRC, a los que no hemos visto tanto, que aprovechando las circunstancias nos ofrecieron un “partido inaugural” extraordinario que por supuesto no pudimos rechazar.

Así que prácticamente sin calentar nos metimos en faena con el beneplácito de los linces, que estaban como locos por jugar después de haberse quedado sin su ración de entrenamiento del viernes.

En este primer partido con CRC pudimos disfrutar del rugby más dinámico de toda la jornada, con muchas carreras y ensayos de un equipo y otro. Los de Pozuelo venían de jugar un partido, estaban más despiertos que nosotros y dominaron la primera mitad del partido. Pero en el cambio de tiempo y de equipos, nuestros aguerridos lagartijos despertaron e impusieron su juego a los pozueleños.

Y ya todo sucedió precipitadamente.  Nada más terminar el extraoficial, comienza el primero de los oficiales, en el que nos enfrentamos a los anfitriones en un partido de rugby arcaico disputadísimo por ambas partes, animadísimo por los padres, en el que el balón se escondía en moles y rucks, no quería salir, fuertes empujes de hortaleños y lagartijos, tremendas luchas y finalmente merecido pasillo victorioso para ambos equipos que lucharon con todo. Partidazo totalmente épico en el que tan sólo echamos de menos un poco de barro para hacer una foto de esas de rugby inglés.

Quince minutos escasos intentando que se ayuden más, que se regalen el balón unos a otros, que compartan el tesoro con los compañeros.

Y vuelta a jugar contra Hortaleza, aunque ahora era otro equipo de Hortaleza. Nos encontramos con un partido mucho más moderno, en el que los nuestros si cabe se pasaron de rugby champagne, juego relajado y vistoso, ahora nadie quiere ensayar, todos queremos compartir el tesoro y pasamos el balón cuando no es necesario.  Esto hace que nos despistemos en el ataque y defendemos con uñas y dientes un partido muy reñido.

Nos quedan dos partidos y tenemos a más de la mitad de nuestras filas con la batería baja, mojados, con frío…  Jugamos aquí… No, allí… No, el campo está ocupado… ¡No, estamos a punto de jugar… Momento de tercer tiempo!!  Sandwiches, plátanos, y algunas chuches fueron fundamentales para reponer fuerzas y afrontar los dos últimos partidos con más ganas, y sacar una sonrisa a alguna lagartija que tenía un cable cruzado.  Gracias a los papás que hacéis posibles esos momentos que poco a poco van forjando el equipo.  ¡Esto es también Rugby!

Con nuestros efectivos algo diezmados enfilamos la recta final en un partido contra nuestros amigos de Getafe que afortunadamente pudimos adelantar diez minutillos (menos mal, porque ya no teníamos gente para simultanear dos partidos) en el que nuestros linces seguían jugando a compartir el oval, ya bastante tocados por el cansancio, incluso con los de naranja y marrón.  Y llegó el fatídico momento: ¡Pablo, que ese no es de tu equipo! JAJAJA Esta frase me perseguirá toda la vida. Pobre muchacho, qué mal se sintió, y qué mal me sentí yo también. Como dijo un sabio: lo siento, me he equivocado, no volverá a pasar.

Y para terminar la interminable mañana llegamos con cinco (incluso cuatro en algún momento) espartanos muy justos de fuerzas a batirse el cobre con unos tigres de Alcorcón en número incontable que placan incansablemente, y si se cansan se cambian por otros tantos que placan igual o más. Partido duro, duro el que terminaron los poquísimos que llegaron al final de la mañana. Nuestro reconocimiento a los tigres amarillos que jugaron un partidazo. Y mi agradecimiento a los lagartijos que sacaron fuerzas de flaqueza para poder terminar una mañana que por culpa de la improvisación, de las ganas que teníamos de jugar, y de la climatología, se hizo más larga de lo habitual.

Muchas gracias a Bruno, Dani, David, Jaime, Kike, Luis, Mario, Nico G, Nico SdP, Pablo y Victor, cada semana somos más equipo, algunos ya quieren cantar la “haka”.

Y muchas gracias a los papás que hacéis que esto sea posible.

¡Nos vemos en los campos! ¡SANGRE Y CIELO!

César Cebreiros – Monitor Sub6

 

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