En construcción
Estoy seguro de que ya hemos hablado antes de un equipo en construcción. Y es que, en realidad, los equipos son proyectos que nunca acaban. Es como la posesión del balón durante un partido de rugby. El estado más frecuente de un jugador en el terreno de juego es el de no tener el balón en las manos; siempre haciendo cosas para lograr que el balón siempre esté en movimiento. El jugador que más tiempo toca el balón no lo hace, sumando todas sus posesiones, más allá de 10 minutos.
De igual modo, la situación habitual de un equipo es la evolución. La estabilidad es efímera y, más temprano que tarde, todo equipo debe reinventarse o rehacerse. Es irónico comprobar cómo nuestros Tritones, a pesar de llevar años jugando juntos, aún no están cerca de completar la primera de sus muchas construcciones.
Muchos son los factores que influyen en este hecho. Desde los meramente reglamentarios (según cambia la categoría nuevas reglas nos afectan) hasta los cambios tácticos o estratégicos de los entrenadores, pasando por la lógica evolución física y mental de los jugadores. Y, en este caso, vamos a centrarnos en este último aspecto.
Hemos llegado a un estadio en el cual las decisiones que se toman en el campo resultan cruciales en el devenir del juego. Ésta es una etapa en la cual se van definiendo los papeles específicos de cada jugador (aunque no sea definitivo) y eso les obliga a tomar decisiones. Eso, unido a que ya exigimos una forma determinada de jugar (el famoso plan de juego), nos muestra la relevancia del aspecto mental del juego. La comprensión del mismo y la toma de decisiones marcan la diferencia.
Y en eso estamos. El partido contra Cisneros, en la Final de Plata de la Copa de Madrid, prometía un buen espectáculo y no nos defraudó. Dos equipos con buenos jugadores, muy igualados y con una concepción similar acerca del rugby, se enfrentaban en una agradable tarde de sábado. Esa igualdad se mantuvo, tanto en el juego como en el marcador hasta el inicio de la segunda parte. Cada embate de los azules era respondido por los arlequinados y el equilibrio fue la nota dominante.
Y es que Cisneros no fue superior en los diferentes aspectos del juego. Ahí la igualdad perduró hasta el pitido final. Pero la balanza se inclinó del lado de los colegiales fruto de los errores que cometimos, especialmente, en la toma de decisiones. Simplemente aprovecharon los fallos, nuestros fallos. No fueron muchos pero sí suficientes para, unido al cansancio en el tramo final del partido, colocar el 36 a 12 en el marcador.
Somos capaces de generar juego y, cuando lo hacemos, es muy difícil parar a nuestros chicos. Sin embargo no somos constantes y una cierta anarquía se apodera de nuestras acciones más tiempo del deseable. El reto sigue siendo mantener un nivel alto desde el primer minuto hasta el último.
No se puede negar la inmejorable actitud de los jugadores y sus cualidades tanto técnicas como físicas. Pero hay que poner orden y dotar de sentido a esas cualidades. En eso consiste el plan de juego. Somos un equipo en construcción, pero eso es lo normal.
Jugaron: Guille, Miki (De Rafael), Guido, Diego (Minidoc), Ruy (Beltrán), Yago (Báguena), Pedro (Santi), Nico (Pablo), Saúl, Mauro, Luis, Calancha (Ricart), Guti, Carlos Hurtado (Chucky) y Ros.
Lo mejor: La capacidad de lucha de los Tritones, de principio a fin.
Lo peor: La intermitencia de nuestro juego.
Carlos Suarez, entrenador
¡AÚPA SAN ISI!
AJ Sánchez
2 marzo, 2021 (9:00)
Vamos Tritones.