Tritones jugaron en los campos del Pepe Rojo

Gracias a la iniciativa de SIRC, comandada por Kike de la Pisa y secundada por Curro, nuestro presidente, hace un mes se nos había planteado la posibilidad de cambiar la sede del partido que nos iba a enfrentar con los chicos de El Salvador. De tal modo que los Tritones se desplazarían a Valladolid para jugar en los campos del Pepe Rojo para después presenciar en directo el partido de División de Honor entre los locales y Cisneros, duelo por todo lo alto (2º contra 3º). La idea, poco a poco, fue tomando forma y consistencia hasta que se hizo realidad a las 7 de la mañana de ese frío domingo en Torrejón, donde 47 expedicionarios (19 jugadores) subieron al autocar que les llevaría hasta Pucela. Los responsables del equipo pensaron que era una oportunidad única para nuestros chicos y se puso un gran empeño para que todo saliera bien. Horas de convivencia para unos chicos que apenas se ven tres horas a la semana en los partidos, para estrechar amistades y compartir experiencias. Para los mayores un inmejorable plan de rugby dominical.

A las 10 de la mañana llegamos al campo aunque la intención era que el partido hubiera empezado para los Tritones un buen rato antes, en el autobús. Concentración se les exigía en una ocasión tan especial.
Nunca sabremos si fue la excitación del viaje o, por el contrario, la desidia lo que impidió que entraran en el partido como Dios manda.

Una vez más, los primeros minutos del partido fueron un desastre. Fruto de la ausencia de concentración, los locales pronto abrieron el marcador (5-0).
Contra todo pronóstico, los nuestros se rehicieron pronto y disputaron unos quince minutos muy bonitos, cerrando las puertas a los ataques de El Salvador y llegando a las proximidades de su zona de marca, si bien sin conseguir ensayar. Prácticamente, ahí terminó el partido. Los nuestros empezaron a jugar de forma precipitada, alocada y nada de lo que intentaban les salía. Los locales siguieron con su juego disciplinado, desbordándonos en varias ocasiones.

El descanso no trajo sosiego a los jóvenes Tritones y los cambios tampoco modificaron el panorama. En uno de esos extraños capítulos a los que nos tienen acostumbrados, renacieron de forma notable en los últimos quince minutos del partido. Reagruparon las líneas, sosegaron los movimientos y volvieron a ser un equipo competitivo en todos los aspectos del juego. Fruto de ello fue el ensayo de castigo conseguido, después de un asedio sin tregua a su línea de marca, que los locales solo podían defender a base de reiterados golpes de castigo.

Sabor agridulce que nos deja este bonito día de rugby en Valladolid.

Desempeño desigual en las fases estáticas: las touches nos costaban mucho, las melés propias las ganábamos pero fuimos incapaces de gestionarlas correctamente, las líneas defensivas funcionaron más bien poco.
Rucks y mauls fueron un desastre, los placajes flojearon donde nunca lo hacían,…..
Lo mejor: Mucho esfuerzo para no dejar este apartado vacío. Si acaso la certeza de que tienen rugby en sus cabezas y que, de vez en cuando, nos deleitan con él.

Lo peor: La desidia y la falta de concentración que, peligrosamente, aparecen con más asiduidad.

Los jugadores:

Javi Saz: Muy luchador y presente en el juego. El caos del equipo eclipsó su labor.
David: Labor sorda de pilier. También el caos le perjudico.
Moha: desdibujado todo el partido.
Alcides: Uno de nuestros seguros que tampoco tuvo su día. Jugó de tercera y de centro.
Gonzalo: Uno de los más perjudicados por el desorden. Lo intentó todo pero poco salió.
Javi Almohaya: Regresa a su posición preferida. Aceptable trabajo aunque falló en lo más importante (y difícil, a la vez): no pudo poner en orden al equipo.
Guillermo: posiblemente el de mejor tono. Salió con una cierta indecisión pero después de los primeros embates se fajó muy bien en el ala.
Cristian: un regalo para él. Después de no poder jugar en todo el año, regresó (por una vez). No se le ha olvidado jugar. Durante el poco tiempo que estuvo en el campo (un fuerte golpe lo retiró) mostró maneras y ambición. Ojalá pueda volver el año que viene.