Victoria de coraje y tesón

Los más veteranos de nuestro deporte bien lo saben. Las aptitudes técnicas son tan importantes como el conocimiento del juego o la táctica, pero si no existen las ganas, el coraje y la entrega, todo queda reducido a la mínima expresión. Poco importa que la competición sea el Seis Naciones B, la Copa del Mundo, la Champions Cup europea o la segunda regional del rugby madrileño. Y el domingo pasado quedó demostrado, cuando los 24 jugadores del San Isidro BMW Autopremier saltaron al campo de Orcasitas a dejar claro desde el comienzo que habían madrugado para hacer las cosas bien y empezar así con buen pie el tramo más complicado de la primera vuelta, con partidos contra los rivales más fuertes. El primer escollo era el Olímpico de Pozuelo B, primer clasificado de la liga en ese momento.

Si pensaban que su visita a Orcasitas sería un mero trámite, estaban equivocados. Con un inicio fulgurante, poniendo a sus rivales contra las cuerdas y encerrándolos en su zona de veintidós, los lagartos lograron el primer ensayo por medio de Juan Pablo. El primera línea recibió el oval a escasos metros de la zona de marca y, durísimo en los contactos, posó el oval para abrir el marcador. Borjita no estuvo tan acertado como acostumbra con el pie, por lo que el marcador se quedó con el 5-0 inicial. Los arlequinados parecían haber aprendido la lección del partido contra Atlético-Rivas y fueron ellos los que impusieron su ritmo desde el primer segundo de juego.

No bajaron la presión ni un ápice y durante los primeros compases del partido el San Isidro tuvo en sus manos el control del juego. Con una melé arrolladora, que no solamente mantenía la posesión del balón en las propias sino que también era capaz de revertir las tornas cuando la ventaja era para Olímpico, los visitantes no encontraban resquicios para conseguir sumar puntos. Lo intentaron con su línea de tres cuartos, pero la presión que están imponiendo Mandi y Diego, unida a la solidaridad del equipo, hicieron inútiles las embestidas de los jugadores de Pozuelo, que solamente crearon algo de peligro en los puntos de contacto ya que los nuestros no estuvieron acertados sellando los rucks.

No obstante, las ganas de hacer las cosas bien siguieron intactas y, al contrario de lo que ocurría cuando atacaba Olímpico, el San Isidro BMW Autopremier conseguía anotar cuando se internaba en la zona de veintidós contraria. Tras varias infracciones por parte de Olímpico, defendiendo al filo de la navaja, e incluso algún ensayo salvado in extremis, José Luis decidió jugársela y sacar rápido un golpe a cinco metros. Encontró el hueco y nadie consiguió frenarle para que consiguiera su propósito de anotar un nuevo ensayo para los arlequinados. No lo tenía fácil Borja con la transformación y no consiguió colar el oval entre los tres palos, lo que dejó el marcador con 10 a 0.

Un margen escaso para irse al descanso que, sin embargo, y más cuando un fallo defensivo dio opción a Olímpico para anotar la que sería su única marca. Una touch perdida, un ruck que no se protegió debidamente y un jugador al que no supimos parar, hicieron que el marcador al final de los primeros cuarenta minutos fuera de 10-7. Tocaba seguir batallando.

En los primeros minutos de la segunda mitad, el guión se repitió. El San Isidro BMW Autopremier controlaba el juego y de nuevo puso contra las cuerdas a un Olímpico que no sabía qué hacer para darle la vuelta al partido y mantener el liderato. Y una vez más, los lagartos supieron encerrar en su zona de veintidós a sus rivales y tras varias fases de ‘pick and go’, Javi estuvo astuto para descubrir un resquicio en la defensa y avalanzarse con el balón en la zona de marca. En una posición más asequible, el pie de Borja estuvo acertado y el marcador en el minuto 55 reflejaba un todavía ajustado 17-7.

Fue entonces cuando Olímpico tiró de orgullo y tomó las riendas del partido. Lo intentaron con sus delanteros, tratando de agrupar a la defensa para luego sorprender por el abierto con sus jugadores más rápidos. Hubo momentos de mucha presión para los nuestros, que se vieron encerrados en su zona de veintidós durante muchos minutos. Pero las ganas del San Isidro fueron más fuertes que las de los visitantes, que veían como una y otra vez el buenhacer defensivo de los jugadores de Mandi surtía efecto y, con tesón, acababan por desbaratar sus ataques. Pese a defender varios ocasiones sobre la línea de marca, los de Pozuelo se fueron de vacío.

Con menos presión y el aire que dieron al equipo los jugadores que entraron en la segunda mitad, los jugadores del San Isidro volvieron a recuperar el aliento y la presión cambió de bando. Algunos ataques incisivos de la línea de tres cuartos y la fiabilidad del paquete de delantera hicieron el resto, para conseguir afianzar la segunda victoria de la temporada en casa y sumar cuatro puntos.

Como dijo el entrenador al acabar el partido, todos los jugadores cumplieron a la perfección el rol que les tocó. Desde aquellos que salieron a pelear desde el segundo uno de partido hasta los que tuvieron que aguardar su momento en el banquillo. Y aunque faltan muchas cosas por mejorar, fueron muchísimas las que se hicieron bien para conseguir que un equipo que había anotado 44 puntos en su primer partido de liga y 42 en el segundo, pese a jugar de visitante, se tuviera que marchar de Orcasitas con solo 7 puntos bajo el brazo y ni bonus defensivo.

La opinión del Mister:

“Jornada dominical en casa donde eramos teloneros de los herederos, los S18. Doble misión, hacer respetar nuestra casa y dar ejemplo a los que vienen detrás.

Estábamos tranquilos ya que esa no era nuestra guerra, nos enfrentábamos al colíder. Y muy confiados, ya que no teníamos nada que perder. Nos enfrentamos a una melé experta, a unos medios muy listos y a unos tres cuartos muy habilidosos.

Pero con mucha presión defensiva y ofensiva paramos todos sus ataques y les metimos en su campo con nuestro juego. Cayeron dos ensayos en la primera parte uno muy pronto que nos dio alas y otro a la mitad que nos invitaba a jugar por el partido. Nos pusimos como objetivo un 0-5. Ensayaron al final de la primera parte, que nos ponía en jaque. Pero supimos conservar la calma, jugar serios y nos dio otro ensayo que mato el partido. Aunque en los instantes finales apretaron, la solidez que nos da la confianza en el buen trabajo, hizo imposible su remontada. Destacar a los probables que hicieron muy bien su labor para que no echáramos de menos a los posibles, y a los posibles por aceptar el rol de suplentes y al salir lo dieron todos.

Sangre y cielo.”

 

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