Orgullo
Durante este mes de Octubre y parte de Noviembre se celebra, en Nueva Zelanda, el Mundial de Rugby femenino que se debió jugar el año pasado, pero tuvo que ser cancelado a causa de la pandemia.
Viendo el torneo (una vez más, neozelandesas e inglesas parten como favoritas) a uno le asalta un poquito de tristeza, y envidia, cuando las selecciones cantan su himno nacional, con orgullo, antes de los partidos. Nuestros “la la la” o “lo lo lo” están bien y, de momento, rellenan un vacío, insoportable para éste que escribe. Creo que deberíamos superar estos hispanos, y ocurrentes, apaños para intentar conseguir una letra que exprese con orgullo el hecho de que somos españoles.
Mientras tanto esto ocurre, en nuestro micromundo rugbístico, tenemos una cita anual precisamente en el día en el que celebramos nuestra fiesta nacional. El club Crc de Pozuelo convoca, cada 12 de Octubre, a las mejores escuelas de rugby de Madrid para celebrar un festival (en toda la extensión de la palabra) del balón ovalado.
San Isidro Rugby Club acude puntalmente al torneo y este año, con un día espléndido y los aviones del Ejército del Aire haciendo los honores, presentamos dos equipos para afrontar cinco partidos por cada escuadra.
Como ya comentamos hace dos semanas, el hecho de que un jugador esté convocado en uno u otro equipo no significa nada. De hecho hemos intentado que estuviesen compensados, integrando jugadores de primer y segundo año, jugadores veteranos con los más nuevos.
Como es habitual en todos los inicios de temporada, los primeros minutos de cada partido son como una pesadilla. Principalmente para nosotros los entrenadores, destrozando nuestras cuerdas vocales para que los jugadores despierten. Sirva como anécdota el ensayo que recibimos a los cuatro segundos de juego en el primer partido de la jornada.
Bromas aparte, seguimos descubriendo cositas: jugadores que aún no tenemos controlados del todo y que nos sorprenden por su alto nivel técnico; otros que son un dolor de cabeza en los entrenamientos y, luego, en los partidos son una máquina de hacer rugby; otros que no creen en los entrenamientos pero tienen un gran potencial que hay que sacar como sea; los más retraidos que empiezan a interiorizar el juego,…. Y, la mayoría, que van absorbiendo los nuevos conceptos y, pasito a pasito, van incrementando su desempeño en el campo.
Torneos tan largos para los niños nos deparan momentos de muy buen rugby mezclados con “carajas” descomunales. De hecho, a medida que va pasando la mañana se nos hace más difícil mantener el nivel y la concentración.
Terminamos bastante satisfechos, en líneas generales. Presenciamos momentos y jugadas muy interesantes especialmente en lo que se refiere al apoyo, al pase y a los placajes. La entrega, como en la Legión, ni se discute. Orgullosos de nuestros lagartijas.
Seguimos trabajando, prioritariamente, en el concepto de ocupación del espacio disponible. En esta categoría debemos conseguir que dejen de centrar su atención en el balón y su entorno para ampliar su campo de acción a todo el terreno de juego. En eso estamos.
San Isidro A: Pepe, Jaime, Saúl, Kike, Víctor, Pablo Díaz, Felipe, Santi y Daniel.
Se enfrentaron a Hortaleza, Crc, Liceo, Olímpico y Arquitectura.
San Isidro B: Lucas, Martín, Israel, Carolina, Pablo Otero, Djené, Diego, Tarik, Íñigo Tejero y Miguel.
Se enfrentaron a Hortaleza, Cisneros, Alcorcón, Liceo y Crc.
Lo mejor: Una muy buena organización del torneo. La colaboración de los padres con la recogida y reparto del tercer tiempo.
Lo peor: Una jornada demasiado larga (60 minutos de juego en cinco partidos, a lo largo de más de cuatro horas).
Una vez más, un suspenso a la organización en el apartado de los arbitrajes. No, desde luego, en el aspecto técnico (ni una sola queja) sino en lo relativo a la actitud. Esta es una categoría en la cual el árbitro es más un pedagogo que un juez. Y esta labor no se puede llevar a cabo con desidia, siguiendo el juego a más de 10 metros de distancia y no siendo claros en la sanción y la explicación de las infracciones a los jugadores. Necesitamos mejorar.
¡Va, SanIsi, Va!
Carlos Suarez, Entrenador.
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