Deporte y convivencia

El fin de semana del 3 al 5 de mayo se celebró en Oliva (Valencia), el Campeonato de España de Rugby Sub-14. Como todos los años, el Club y los padres han realizado un esfuerzo para que veintiséis aguerridos tritones participasen en dicho campeonato defendiendo los colores arlequinados sangre y cielo. 

El macropuente que la mayoría de los madrileños disfrutó del 1 al 5 de mayo provocó que varios de los jugadores se trasladasen a localidades cercanas a Oliva, o a la misma Oliva, para pasar los primeros días con sus familiares e incorporarse a la expedición a su llegada el viernes por la tarde.

Así las cosas, el viernes 3 de mayo salimos del Colegio de Las Tablas dieciséis chicos, y, tras un relajado viaje con Ángel y su autobús de T-llevo, llegamos a la Granja Escuela Baladre, de Ondara, sede de nuestro “cuartel general”, a primera hora de la tarde, donde nos esperaban el resto de los componentes del equipo.

Las malas condiciones meteorológicas de la tarde del viernes no nos permitió entrenar, como había sido nuestro deseo, con lo que Miguelón dirigió una charla técnica, en la que incidió en la importancia de la concentración en el primer partido del campeonato, ya que ese primer partido era el que nos colocaría en la lucha por el oro y plata, o en la de bronce o cobre. Ese primer partido lo tendríamos al día siguiente contra el CR Estrecho, de Cádiz.

La propia excitación juvenil hizo realmente difícil que los muchachos se recogiesen en sus “jergones” con calma y tranquilidad. Nos encontrábamos ante una macrofiesta pijama involuntaria, así que costó Dios y ayuda domeñar a algunos de los tritones. Esa fue una de las razones por las que, al día siguiente, salieron al campo más dormidos que despiertos. El CR Estrecho, mucho más concentrado, nos pasó por encima antes de que nos diésemos cuenta. Al ser los partidos de dos tiempos de 12 minutos, no hay mucho tiempo para la reacción, aunque en el primer partido no reaccionamos. 0-32 al final del partido.

Este resultado nos obligaba ya a jugar en la parte baja del cuadro, es decir, por los puestos del 17 al 32, tal era la importancia del primer partido.  Del primer partido, jugado a las once, al segundo, jugado a las dos y media, teníamos tres horas y media de separación. Esta fue una tónica habitual en el torneo, los largos períodos interpartidos, que cansaban a los chicos y al personal del staff. El segundo partido lo jugamos contra Soto del Real, viejos conocidos de la Liga en Madrid. El partido fue muy disputado, con una primera parte en la que estuvimos más serios y en la que logramos nuestro primer ensayo, aunque no pudimos transformar posteriormente. Tras el descanso, los chicos de Soto pusieron cerco a nuestra zona de 22, lo que causó una serie de golpes de castigo contra nosotros por varias indisciplinas, que milagrosamente no terminaron en algo peor. Al final, 5-0 y a esperar otras tres horas para jugar el tercer y último partido del día, contra los chicos del CAR Sevilla.

El día había sido caluroso y los chavales de los dos equipos llegaron al mismo bastante exhaustos. El juego era trabado y no había un dominador claro. Dos hechos ocurridos en la primera parte, un ensayo de los sevillanos y una tarjeta amarilla por placaje alto que nos dejó con un jugador menos durante cinco minutos, nos pusieron el partido cuesta arriba. Estuvimos a punto de ensayar, pero el hecho de que el staff técnico del CAR Sevilla entrase en el campo a atender a un chico sevillano que se había hecho daño le bastó al árbitro para parar el partido cuando estábamos en una clara superioridad en su zona de 22. Este hecho acabó por descentrar a nuestro0s tritones, que terminaron encajando otro ensayo. 0-12 al final del partido. La derrota nos suponía jugar, al día siguiente, de los puestos 21 a 24.

Al llegar a la Granja Escuela, algunos de los chicos casi no querían ni cenar de lo cansados que estaban. Tras la cena los reunimos para entregarles unos premios internos que había preparado Miguelón, y algunos se dormían en el mismo acto de entrega. Ni que decir tiene que la noche fue más tranquila que la anterior. La mañana del domingo amaneció con un equipo de tritones dispuesto a cobrar cara cualquier posible derrota. El primer partido lo jugamos a las nueve y media de la mañana contra los valencianos del Tatami. Otro partido igualado, pero con menos problemas defensivos que en otros partidos anteriores, que ganamos con un ensayo de diferencia.

De nuevo tuvimos que esperar tres horas para el siguiente partido, tiempo que nos sirvió para ver partidos de las otras Copas (Oro, Plata, Cobre y Desarrollo) y confraternizar con mucha gente de rugby, tanto jugadores como técnicos.

El último partido lo jugamos contra el Alcobendas B, otro viejo conocido de la liga de Madrid y que había perdido en su último partido contra nosotros, con lo que venían con ciertas ganas de revancha deportiva. Aún así, el último fue el mejor partido jugado por los nuestros, con seriedad en los placajes  y cierta profundidad ofensiva, por lo que acabamos ensayando en dos ocasiones y ganando el partido 12-0

Tras la ducha, presenciamos los partidos finales y nos prestamos a regresar a Madrid, cansados, pero con varias lecciones aprendidas: lo importante de la concentración anterior a los partidos, lo difícil que es remontar un resultado con períodos tan reducidos de tiempo por partido, y lo divertido y sano que es ver convivir y disfrutar a estos chicos. El puesto no es el deseado, pero la conjunción entre convivencia y deporte se ha dado en grado máximo, y eso es lo verdaderamente importante. No quisiera acabar esta crónica sin agradecer a todos los padres asistentes su colaboración incansable, sus ánimos y su buena educación deportiva, haciendo el trabajo del staff técnico mucho más fácil y agradable, a los padres ausentes por confiarnos a sus hijos durante la competición, y a todos los integrantes del equipo, presentes o ausentes del campeonato, porque son los verdaderos protagonistas de esta historia tan bella de rugby, de sangre y de cielo.

Álvaro de Zunzunegui, entrenador

 

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