Crecer (I)

Por Carlos Suárez
Ocurre que cuando creces muy deprisa puedes tener problemas aunque, paradójicamente, crecer es lo deseable en casi toda circunstancia. En estos tiempos difíciles en los que muchas de las cosas que conocemos están abocadas a desaparecer, a su cierre, resulta que el rugby está plantando la cara decididamente. Y como muestra un botón. Nuestra familia de lagartijas ha crecido más de un 50% respecto a la temporada anterior. Un incremento que hay que gestionar. Más equipos, más niños, más monitores, más colaboradores (ayudantes, delegados,…). Todo va a más.
Personalmente, me produce mucha alegría. Para el club, al mismo tiempo, un éxito y un reto. Pero no hay nada a lo que no podamos enfrentarnos cuando nos enfundamos la camiseta con los colores granate y azul; Sangre y Cielo, como reza nuestro lema.

Y, hete aquí, que, a cuenta del uniforme, se desata el pánico entre algunos de nuestros abnegados progenitores.
- “¿Cómo es que no has apuntado a las niñas para jugar el próximo fin de semana?” pregunto a una de ellas.
- “Pues resulta que no estamos seguros de que, aún sepan jugar. Además hay tanta demanda que no hemos podido recoger los uniformes” me responde.
- “Apúntalas. No te apures. Están preparadas. Y, además, algún día tendrá que ser el primero. Respecto al uniforme, ningún problema” sentencié.
Dicho y hecho. 4 de Enero de 2021. Primera jornada de competición del año. Domingo, un día muy rugbístico pero poco habitual para nuestros peques. Tres equipos (es una barbaridad) y, en esta ocasión, un solo rival: Alcobendas. También presentan tres equipos aunque en un club tan grande es mucho menos extraordinario.
Dos partidos para cada equipo que se suceden vertiginosamente, uno tras otro, en una mañana un tanto caótica. Nos cuesta manejar tantos niños; algunas caras aún no relacionadas con sus respectivos nombres. Maldita mascarilla.

El resumen: muchos nervios con los peques, falta de competición y continuidad en los entrenamientos, conceptos técnicos oxidados,…. En fin, primeros minutos oficiales para muchos de ellos y los más veteranos recuperando la ilusión del rugby. A los más curiosos les diremos que hemos ganado alguno de los partidos y otros los hemos perdido. Acostumbraos a esto. Ni los niños, ni nosotros, otorgamos importancia alguna a los resultados. Medimos el éxito de la jornada en función del grado de diversión y, subsidiariamente, por la mejora de los lagartijas en su juego. Si Dios quiere, nos divertiremos mucho y los peques aprenderán un montón.
Jugaron: Pablo Díaz, Carolina, Miriam, Luis, Marcos, Ruy, Edu Miniprofe, Lucas Guiote, Víctor Moreira, Nico y Leo Henao, Juan, Pablo Fernández, Sebi, Pablo Otero, Marco, Íñigo , Gabi, Saúl, Adrián, Javier Sobrecueva, Jaime, Manu Plaza, Íñigo Sada, Israel, Jaime Hortelano, Maya, Julieta y Leo Sánchez.
Lo mejor: Los integrantes de ambos clubes formando los respectivos pasillos al final de cada partido. Qué alegría volver a escuchar esos aplausos. Es algo que no podrán quitarnos.
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