Kung-Fu Fighting

Muchos frentes se han abierto esta semana y Las Musas, perplejas y desconcertadas, no son capaces de decidir cuál es el evento más importante. Noticias de repercusión mundial se nos agolpan y dificultan la labor de ordenarlas. Vayamos por partes, como dijo Jack el destripador.

Comienza una nueva edición de uno de los mejores torneos, quizá el más prestigioso de nuestro ovalado universo. Una excelente oportunidad para disfrutar en familia de un muy bonito espectáculo; incluso quienes sois profanos en el juego podréis apreciar la belleza del juego.

El torneo de las VI Naciones (¡hagan sus apuestas!), en su edición del año 2023, tiene como claras favoritas a Francia e Irlanda (ya veremos). Mi preferida sigue siendo Gales aunque este año les toca sufrir. Seguro.

Por otro lado tenemos los torneos en los que participan nuestras lagartijas (hablaremos más adelante del último).

Y, para completar el trío de acontecimientos, tenemos la vuelta a los terrenos de juego de uno de los grandes jugadores de siempre. San Isidro Rugby Club rescata, del fondo del baúl de los recuerdos, a este humilde escribano con su posible reaparición el próximo domingo en Tres Olivos. ¡Bendita locura!

Bromas aparte (el regreso no es para tanto), continuamos con las breves reseñas sobre las reglas de juego que se aplican en los partidos de nuestros peques que, recordad, pueden ser ligeramente diferentes de las del rugby senior.

Hoy, el ruck. Grosso modo, es una fase del juego en la cual uno o más jugadores de cada equipo, estando de pie, se enfrentan en contacto físico, agrupándose alrededor del balón que debe estar en el suelo. Habitualmente, esta situación se produce inmediatamente después de un placaje y su finalidad es mantener la posesión del balón (equipo atacante) o recuperar la posesión del mismo (equipo defensor). Los rucks de nuestros peques están limitados a un jugador por equipo y ni el placador (casi nunca) ni el placado participan en la disputa. De hecho, la primera acción del placador, una vez en el suelo, es soltar al portador del balón, a la vez que éste debe liberar el balón para facilitar la lucha.

Para estos menesteres entrenamos a nuestros jugadores en habilidades que compartimos con un arte marcial como es el Kung-Fu: rapidez, agilidad, precisión y colocación. El apoyo es básico y para ello necesitamos estar en el lugar adecuado (colocación), proteger con rapidez la posesión con unos gestos corporales lo más adecuados posible (agilidad y precisión). Todos estos conceptos, de una forma más o menos explícita, estuvieron presentes en los enfrentamientos de nuestros dos equipos, este pasado sábado.

Regresamos, después de la inauguración del año pasado, al coqueto campo de Los Arbolitos. Típica estampa invernal nos recibe a primera hora: cielo de un límpido azul, sol brillante y un césped engalanado con una hermosa pero frágil capa helada. Muy pronto el sol se impuso y pudimos disfrutar de un inmejorable ambiente de rugby.

Los primeros dos enfrentamientos de nuestro Tres Olivos ante Rivas y Alcobendas respetaron escrupulosamente la tradición (viernes horribles, sábados primorosos). Nuestros pequeños arlequinados (en esta ocasión estrenando una preciosa segunda equipación de color blanco) realizaron partidos muy serios. Mejorando sensiblemente la colocación defensiva y la presión sobre el contrario pudieron tener mucho tiempo el balón. Eso facilitó la generación de numerosas fases en ataque con escasas pérdidas. Rucks eficientes (aún hay margen de mejora) daban paso a jugadas dinámicas y, en última instancia, efectivas. Observamos, cada vez más, actitudes activas buscando la mejora en la colocación (fases estáticas: melés, saques,…) y ofreciéndose, sin balón, en constantes apoyos.

Una imagen diferente, sin embargo, ofrecimos con Fuencarral. Sin buscar excusas pero teniendo en cuenta la más que notable diferencia física respecto a los dos equipos de Alcobendas, los partidos fueron un tanto decepcionantes. En pocas ocasiones estuvimos en condiciones de disputar los encuentros: ausencia de placaje, rucks perdidos,…

Como solemos decir, mucho trabajo por delante. Con la convicción de que lo sacaremos adelante porque estos jugadores han demostrado ser unos luchadores en cualquier circunstancia. Las cabezas bajas también nos ayudan a mejorar y crecer. Aprender de los momentos duros para gestionar la frustración de los jugadores. La toma de decisiones es uno de los puntos clave en la vida y en el deporte.

Muchas respuestas nos pueden ofrecer otras disciplinas y podemos empezar aplicando una de las muchas enseñanzas del Kung-Fu (nuestro invitado especial hoy): “Aprovecha la fortaleza de tu rival en tu beneficio”. Así sea.

Jugaron: Jaime Garnica, Daniel, Juan de la Pisa, Israel, Kike Ricart, Pablo Esparza, Gabi e Íñigo Clemente., Jaime Calzada, Felipe, Íñigo Tejero, Saúl, Santi, Marco, Diego, Adrián, Álvaro e Íñigo Sánchez, Carolina, Roque, Edu, Víctor, Martín, Pablo Otero y Mateo.

Lo mejor: Como casi siempre, el espíritu de lucha de estos pequeñajos.

                   Gracias a los organizadores del tercer tiempo.

Lo peor: Las bajas por gripe, mocos y otras zarandajas y virus invernales.

¡Va, San Isi, va!

Carlos Suarez, Entrenador.

 

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